miércoles, 13 de febrero de 2008

αℓgυиαѕ ρєℓιѕ ∂є ѕυѕтσ...(¢σи fσтσ ѕє ιитєитα...)



The ring:Pocas películas japonesas han tenido la repercusión que tuvo The Ring hace ya unos años. El film de Hideo Nakata pasó triunfante por el festival de Sitges y gracias al boca a oreja, se ha ido convirtiendo en una película de culto.Los chicos de la Dreamworks viendo la escasa repercusión que había tenido el original en Estados Unidos, decidieron hacer un remake y encargarle la tarea a Gore Verbinski. La cosa no les ha podido salir mejor. The Ring ha sido un auténtico bombazo en la taquilla norteamericana y lo mejor de todo, ha cosechado muy buenas críticas.Este remake, salvo en contados detalles, es muy fiel al original. Sólamente la confusa historia de los caballos y un par de detalles más han sido añadidos, tal vez, para hacer más cercano el film al público occidental.La dirección de Verbinski, que ya se puso detrás de las cámaras en la fallida The Mexican, es sin duda lo mejor del film. Los actores, en especial la bellisima Naomi Watts y el niño -más cercano al chico del Sexto Sentido, que al de la película original- están explendidos. En ningún momento el director pretende darnos sustos gratuitos, si no que deja el chillido fácil por una atmosfera realmente angustiosa. Mucha gente opinará sobre si este film es superior o no al original. No entraré en la discusión fácil de "si no hubiera visto el original.." porque si lo he visto. Pero lo que está muy claro es que esta versión de "The Ring" es cuanto menos un remake muy digno de la versión nipona. Eso si, la escena final no es ni un ápice de terrorífica que la de su predecesora. La luz del día lo chafa todo.

Saw:SAW" marcó un hito en el cine de terror al retornar al género desde una perspectiva seria y una idea tan original como osada. Tomando como punto de partida uno de los pecados capitales de "Se7en", "SAW" proponía una pregunta muy interesante: ¿Serias capaz de lesionarte a ti mismo para seguir viviendo? Esta cuestión fue adornada por un tono cuasi-moral que transformaba al asesino en una especie de gurú que "ayudaba" a sus víctimas a afrontar sus obsesiones, y convertía las terribles torturas en pruebas de supervivencia.
La segunda parte ofreció justo lo que se esperaba de ella; más sangre, más muertes y un desenlace aún más inesperado. Pero cuando la inventiva se agota y hay que estirar el pastel, la única opción posible se torna en regalar lo mismo pero con un envoltorio más sofisticado, y este aliciente no puede ser otro que volver a los orígenes. Con esta premisa la tercera parte se adentra en la personalidad del asesino del Puzzle y nos enseña con todo lujo de detalles sus pensamientos, el análisis de gran parte de las torturas y el nacimiento y evolución del personaje de Amanda, su fiel ayudante.
Uno de los grandes errores de la serie, por otro lado inevitable por cuestiones obvias, ha sido la progresiva humanización del villano, que pasó de ocultarse tras un muñeco de papel maché a exhibirse sin tapujos hasta convertirse en un personaje al que exprimir más el jugo y orientar la saga hacia derroteros supuestamente más dramáticos. Aún así, el asesino del Puzzle o Jigsaw (interpretado genialmente por Tobin Bell), gracias a su filosofía sobre la vida y la muerte, irritante temple y grotesca honradez, será recordado como un villano de referencia dentro del cine de horror.
Desde luego no podrá negarse que los autores del libreto de esta tercera parte han sudado la gota gorda para sacarse de la manga una historia tan absurda como esta que, al final, hasta tiene su gracia. El director de la segunda, Darren Lynn Bousman, mediante planos que detallan el sufrimiento y un montaje al borde del ataque de nervios, apuesta por intimidar al espectador. Sin embargo se estrella con su afán por innecesarios y reiterativos flash backs que no hacen sino complicar aún más la ya de por sí embrollada trama.
Esta tercera parte no escatima en litros de sangre ni en planos que harán a más de uno apartar la mirada de la pantalla (excelente el diseño de producción). Los amantes del despiece y la brutalidad disfrutarán como niños, porque la curiosidad por las pruebas de Jigsaw y el deseo de que la víctima las supere, ha dado paso al morbo por ver cuan exagerado y retorcido llegan a ser los sistemas de tortura, y si el martirizado muere con los sesos reventados, mejor que mejor. Todo ello convierte a "SAW 3" en uno de los pocos films gore que ha logrado colocarse en el primer puesto de la taquilla norteamericana.
"SAW 3" se podría definir por tanto, como un culebrón visceral. Lo primero porque el guión es tan rebuscado que no tiene desperdicio (el final pretende encajar demasiadas piezas a la vez), y lo segundo porque lo que en un principio fue terror psicológico con toques violentos y dio paso un horror sangriento, queda ahora superado por un paroxismo incontrolado. Las secuencias que ponen a prueba a las víctimas rebasan la frontera de la violencia hasta alcanzar la repulsión, con "joyas" como la escena de las cadenas, la operación a cráneo abierto, los cerdos licuados o el potro de tortura.
La serie, que comenzó como un experimento independiente, se ha transmutado en un auténtico fenómeno, que en "SAW 3" reivindica la exageración y la crueldad hasta la enésima potencia. A pesar de todo lo dicho y con sus defectos a cuestas, la película posee la cualidad de hipnotizar de principio a fin sin decepcionar, todo un logro para una tercera parte a la que, a estas alturas, poco o nada le quedaba por decir. Un consejo: no compren palomitas...

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